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Las 5as Jornadas Internacionales de Especialistas de Baja Visión en la Universidad del País Vasco han puesto el broche de oro a un mes de actividades de comunicación, concienciación y difusión de información relativa a la baja visión en España y que han convertido a Bilbao en la “Capital de la Baja Visión”.

En el acto han participado Santiago Rabanal, director Gerente de la OSI Ezkerraldea-Enkarterri-Cruces; Amparo Alcocer y Carol Camino, presidenta y experta en rehabilitación visual de la SEEBV; Leire Gondra, paciente de baja visión; Dr. Juan A. Durán de la Colina – catedrático de Oftalmología (Universidad del País Vasco), y D. Iñaki Elías Pérez, vicepresidente del Colegio de Óptico-Optometristas, 5ª delegación regional: Euskadi, Cantabria, Navarra y La Rioja.

Los expertos estiman que el número de afectados podría triplicarse antes del 2050

La Organización Mundial de la Salud estima que en el mundo hay 253 millones de personas con discapacidad visual. De estos, 36 millones de ciegos y 217 millones con una discapacidad moderada o grave. Actualmente, entre el grupo de personas afectadas de patologías visuales, el 80,80% son personas con baja visión y solo un 19,20% son ciegos legales.

En España más de un millón y medio de personas padecen baja visión. Es decir, sin llegar a ser ciegos, cuentan con un resto visual inferior a 0,3 o 30% cuando lo normal es 1 o 100% o un campo visual igual o menor a 20⁰. Los expertos estiman que el número de afectados podría triplicarse antes del 2050 debido a patologías derivadas de una alta miopía, la ya considerada pandemia del siglo XXI que afecta ya a siete de cada diez jóvenes en España.

hay un gran número de pacientes que no están tratados como debe ser por el sistema sanitario público

Lo más grave, acorde con Amparo Alcocer, presidenta de SEEBV es que “el coste social para España de las discapacidades visuales asciende a 360 millones anuales y según la OMS el 80% del total de casos de discapacidad visual se pueden curar o evitar por medio de la prevención, la revisión y el cuidado desde las etapas incipientes de la enfermedad. Hay que tener en cuenta que, según la ONCE, la miopía magna, las degeneraciones retinianas y las maculopatías y patologías del nervio óptico son, en este orden, las causas principales de prevalencia de ceguera en España”.

Lo mismo opina el Dr. Juan Durán de la Colina, catedrático de Oftalmología (Universidad del País Vasco) y director médico de ICQO (Instituto Clínico-Quirúrgico de Oftalmología), que explicó que “la baja visión es una especialidad en auge por el incremento de afectados debido a motivos demográficos (edad), mayor demanda de buena visión en actividades cotidianas y mayores posibilidades tecnológicas”.

“Gracias al avance tecnológico y quirúrgico, así como el desarrollo de los tratamientos y las compensaciones o ayudas visuales, muchos pacientes detectan su problema pronto y pueden ser sometidos a tratamientos que les ayuden a mejorar y aprovechar al máximo su resto visual desde el momento en el que empiezan a notar una reducción de su nitidez y calidad visual. A estos, cuyo problema se detecta cuando su agudeza visual es de entre 0,8 (80%) y 0,3 (30%) se les considera personas con visión frágil, explica Carol Camino, experta en rehabilitación visual de la SEEBV, “y son el grupo de afectados que más va a aumentar en los próximos años”.

Los afectados destacan la importancia de contar con profesionales que te proporcionen ayudas ópticas, así como apoyo para adaptarse a la nueva situación

La realidad es que los estrictos requisitos para ser considerado ciego legal en España hacen que haya un gran número de pacientes que no están tratados como debe ser por el sistema sanitario público, dado que su resto visual les incapacita, pero no reciben ayudas para poder mantener su autonomía. Para hacernos a la idea, las personas que tienen un campo visual de 20 grados es como mirar a través de una cabeza de alfiler. “Estos pacientes, que a nivel visual ya no pueden recibir más ayuda oftalmológica ni quirúrgica, y se ponen en manos de expertos en baja visión para que mediante ayudas visuales y rehabilitación intentemos mantener su independencia”, explica Alcocer.

Leire Gondra, paciente de baja visión debido a hemianopsia, explicó ante la audiencia que lo más difícil es “interiorizar la situación que llega de manera repentina y volver a enfrentarse a acciones tan básicas como salir a la calle sola, ya que puedes caerte, empujar a gente, maquillarte o volver a leer”, manifestando la importancia de contar con profesionales que te proporcionen ayudas ópticas, así como apoyo para adaptarse a la nueva situación.

Entre las ayudas más destacadas podemos señalar los filtros solares, las lentes especiales (para ver de cerca, como lupas; o para ver de lejos, como telescopios), los prismas e incluso las gafas electrónicas, los monederos cuenta billetes, las máquinas de enhebrar u otros equipos tecnológicos que facilitan las acciones básicas de su día a día. “Además, no se puede olvidar que la rehabilitación visual –volver a enseñar a realizar acciones cotidianas recuperando el resto visual existente- y la asistencia psicológica son fundamentales para la recuperación del paciente”, concluye Camino.

 

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