Prevención, una palabra esperanzadora

Siempre me ha llamado la atención esta palabra, ‘prevención’. Es el típico vocablo que te sale espontáneamente en ciertos contextos de conversación pero que cuando la buscas para usarla exprofeso tienes que revisar mentalmente que el concepto que quieres que transmita en ese momento lo haga correctamente.

Sus acepciones son, algunas de ellas, un tanto singulares. Por eso pongo en un recuadro la definición que da el diccionario de la RAE.

Prevención
Del lat. praeventio, -ōnis
1. f. Acción y efecto de prevenir
2. f. Preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo
3. f. Provisión de mantenimiento o de otra cosa que sirve para un fin
4. f. Concepto, por lo común desfavorable, que se tiene de alguien o algo
5. f. Puesto de policía o vigilancia de un distrito, donde se lleva preventivamente a las personas que han cometido algún delito o falta
6. f. Mil. Guardia del cuartel, que cela el orden y policía de la tropa
7. f. Mil. Lugar donde está la prevención (guardia) a prevención
1. loc. adv. de prevención.de prevención
1. loc. adv. Por si acaso, por prevención, para prevenir
estado de prevención

Quería reflexionar sobre ella porque cada vez leo y oigo más conversaciones, no solo de contenido político, en las cuales se menciona con una acepción poco menos que de ‘salvadora’.

Debo admitir que tuve un cierto atisbo de su capacidad redentora cuando en la presentación del Libro Blanco de la Visión el pasado año y en la coincidente presentación del Libro Blanco de la Salud Visual en España del CGCOO, habló Don Jose Luis Llisterri, presidente de la Asociación Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y nos explicó sobre la grave carencia de médicos de atención primaria y sobre el elevado número de pacientes que llegan a la atención primaria (AP) y, más relevante aún, a los servicios de urgencias, con síntomas y molestias que perfectamente podrían ser atendidas en un establecimiento sanitario como el de óptica.

En su colaboración en el Libro Blanco de la Salud Visual en España 2019, el Señor Llisterri hace varios comentarios dignos de resaltar: “..en el ámbito de la AP en España el óptico optometrista podría realizar una exploración visual y ocular completa, emitir un informe documentado al medico de familia y este, previamente formado, interpretar esos resultados y obrar en consecuencia. Esta labor coordinada entre ambos profesionales sanitarios haría posible derivar a oftalmología exclusivamente a los pacientes con resultados patológicos”. Interesante y valiente propuesta sin duda alguna.

Hace unos días leía también un artículo en Longitud de Onda sobre un estudio realizado por la Universidad de Michigan de los servicios de urgencias oftalmológicas en USA y, entre otras cosas relevantes, concluía diciendo: “Otro dato interesante es que los que habían visto a un especialista de la visión (optometrista u oftalmólogo) antes de su visita a las urgencias oftalmológicas, tenían muchas menos probabilidades de hacerlo por un problema ocular banal.”

Permitidme seguir aportando datos para la reflexión…

Según la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), el 80% del gasto sanitario en España se dedica a atender las enfermedades crónicas. La mitad de la población, es decir, más de 20 millones de personas, sufre al menos una enfermedad crónica y, pasados los 65 años, tienen de media cuatro.

Otro interesante informe de la Fundación Bill y Melinda Gates sobre las enfermedades que más padece la población mundial, de hace 4 años pero ahora todavía más vigente que nunca, concluía: “Como la población mundial crece, y la proporción de adultos mayores aumenta, el número de personas que gozan de una salud subóptima va a aumentar rápidamente en las próximas décadas”.

La verdad es que cuando uno lee estos y muchos otros informes y estudios y lo superpone a la situación de la sociedad y demografía española, no puede por menos que pensar que esta situación que describen tendrá serias repercusiones en nuestro sector sanitario y evidente e indirectamente en el sector óptico.

En España, de las enfermedades crónicas más extendidas y, por desgracia, con mayor índice de crecimiento, están la hipertensión y la diabetes (afectando al 20% y al 8% de la población mayor de 15 años según los datos del INE) y si a esto le añadimos el factor de envejecimiento de la población la situación todavía se complica más.

Según los datos aportados en el informe  ‘Proyecciones de población 2018’, publicado, también, por el INE, los españolitos nacidos en 2017 sean del sexo que sean ya tendrán una esperanza de vida superior a los 80 años y aquellos que estemos alcanzando los 65 años de edad alrededor de los años 2020, tendremos todavía una esperanza de vida promedio adicional de otros 20 años… ¡Toma ya!.

Empecemos a sumar los distintos datos e intentemos elucubrar consecuencias y apuntar conclusiones…

Hipertensión, diabetes y envejecimiento…. todas ellas cronificándose e incrementándose de forma rápida en nuestra sociedad y todas ellas con un elemento en común. Lo habéis adivinado, ¿verdad? Todas ellas influyen en nuestra vista. Y esa influencia afecta de forma importante a las visitas a los servicios de atención primaria y de urgencias que están infradotados y con recursos cada vez más limitados.

Vuelvo al mensaje del Señor Llisterri y, ante este nuevo cúmulo de datos, lo interpreto como una llamada de socorro y entiendo perfectamente que en su discurso apelara a la administración de la sanidad pública a que diera pasos en la orquestación por algún medio para que la red de establecimientos de óptica se incorporara como parte del servicio de atención primaria nacional.

La necesidad de optimizar la atención primaria para limitar la afluencia de pacientes a los servicios de urgencia creo que pronto se convertirá en una prioridad, pero la evidente falta de recursos en la administración pública lo convierte en poco más que en una tarea casi imposible.

Así de duro es gestionar la escasez. El triaje, el “procedimiento para poder manejar adecuadamente y con seguridad los flujos de pacientes cuando la demanda y las necesidades clínicas superan a los recursos”, toma más y más importancia en las salas de espera y como te cataloguen en un nivel bajo de urgencia e importancia al acudir a urgencias, puedes estar horas y horas esperando a ser atendido; su lema es: “Lo urgente no siempre es grave y lo grave no es siempre urgente.”

Bueno, sé que muy probablemente voy a pecar de ingenuo, me adelanto antes de que me lo llaméis vosotros mismos, pero es muy posible que esta situación desemboque en que, en no mucho tiempo, los colegios de ópticos sean llamados a negociar un concierto con la sanidad publica para poder realizar un triaje anterior sobre las sintomatologías relacionadas con estas patologías crónicas. A fin de cuentas los establecimientos de óptica son centros sanitarios y los ópticos optometristas son profesionales sanitarios y entre sus funciones está la de desarrollar procedimientos de carácter preventivo para poder detectar cualquier disfunción de la visión… Prevención.

Quizás muy pronto estas colaboraciones que ya hace el CNOO y el Semergen, dejen de ser anecdóticas por muy interesantes que sean y pasen a ser reguladas, necesarias y eficaces.

Esto no significaría que el maná nos caería del cielo: en absoluto. Con seguridad el acuerdo a nivel económico que se pudiera llegar a firmar no sería para lanzar las campanas al vuelo, pero nos aportaría clientes/pacientes a nuestros establecimientos.

Nos daría la oportunidad de desarrollar todas nuestros conocimientos técnicos y profesionales y, por supuesto, todas nuestras habilidades comerciales para realizar una buena venta bien adaptada a las necesidades de estos nuevos clientes que entrarán por la puerta.

Cada caso, con el cual nuestro trabajo en el gabinete – gracias a una buena formación y un buen y completo equipamiento- ayudará a prevenir el avance a mayores de algún problema visual, nos aportaría un paciente fiel y agradecido y cada caso que, no padeciendo ninguna patología, conociera una “tienda” con una buena imagen, con una buena exposición y con un profesional de la venta que supiera argumentar sobre lo aprendido de ese nuevo cliente, se podría convertir en una venta que antes no teníamos.

El 80% del gasto sanitario en España se dedica a atender las enfermedades crónicas

Formación y Reinversión se convierten así en mis nuevas palabras clave…..

Pase o no lo que he imaginado en esta reflexión, solo el camino que pasa por ser unos excelentes profesionales en el gabinete y unos excelentes comerciales en la “tienda” nos permitirá destacar, sobrevivir y perpetuar nuestros negocios en el tiempo. Los recursos que nuestra óptica genere, o nuestros ahorros, debemos dedicarlos obligatoriamente a reinvertir en el gabinete, en la imagen del local y en la comunicación con nuestros clientes y jamás deberíamos ser tacaños en la utilización de nuestro recurso “tiempo” en formarnos cada vez más y mejor y de forma continuada.

Qué tipo de experto quieres ser, si de gabinete o de “tienda”, no debería minimizar tu profesionalidad. Tan buen óptico puedes ser siendo un experto en el gabinete como siendo un excelente vendedor empático y con buenas técnicas de venta y comunicación. Lo importante es que no cejes en tu empeño en serlo, no desesperes y persiste.

Por cierto, como muchos de vosotros, pacientes lectores, habréis pensado, no he mencionado en ningún momento el problema refractivo o disfunción visual de mayor incremento a nivel mundial, la famosa “pandemia” de miopía, a pesar de haber podido incluirla perfectamente en mi argumentación, pero eso quizás sea el objeto de otro de mis futuros artículos.

Espero haberme cuidado mucho en entrecomillar todos los textos copiados y mencionar todas las fuentes de los datos que menciono…No quiero ser asimilado al club de plagiadores que parece habernos invadido en cierto colectivo que todos tenemos en mente…ya sabéis….¡Más vale prevenir!.

Cualquier comentario que queráis compartir conmigo sobre este articulo lo podéis hacer en [email protected]. Os lo agradeceré.

Publicidad