Siete razones por las que los menores no deben usar pantallas antes de los siete años

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“Los niños no deberían acercarse a las pantallas hasta que cumpliesen los siete años”. Esta es una de las firmes recomendaciones que explica Lluís Bielsa, óptico-optometrista y vicepresidente de Visión y Vida tras la presentación del informe El estado de la salud visual de los adolescentes en España, realizado en colaboración con Fundación Mapfre y Correos Express.

Este estudio demostró también que la mitad de los jóvenes de 12 a 16 años cree que ve mal y el 29,6% se considera miope. Además, desde 2017, en promedio, a estos adolescentes les ha aumentado su graduación en dos dioptrías. Por otra parte, muchos están entrando en valores de riesgo, la miopía magna (+ de 6 dioptrías): en la muestra estudiada, en estos cinco años, ha pasado de afectar del 1.3% al 8,2%, en promedio de los dos ojos.

Entre los principales motivos por los que se extrae esta afirmación destaca el hecho de que el sistema visual de un menor se considera prácticamente desarrollado a partir de los siete años. Por ello, la exigencia que tiene el menor a la hora de visualizar la pantalla (muy cerca de su cara) es demasiado alta en lo relativo a la convergencia ocular (centrado) y acomodación (enfoque). Además, dado que la pantalla mide poco, limita los movimientos oculares amplios del menor y, como consecuencia, reduce su motilidad ocular.

Por otra parte, la pantalla emite luz artificial que el menor recibe en sus ojos desde el dispositivo; una condición antinatura, dado que sus ojos observan las cosas por el impacto de la luz en las mismas, no en su sistema visual. Si a esto se le une que las pantallas carecen de visión tridimensional, tal y como afirma Bielsa, “estamos fomentando que un menor usuario de pantallas crea que el mundo es plano”.

Tal y como recuerdan frecuentemente Visión y Vida y Lluís Bielsa, el uso intensivo de pantallas, así como otros factores fisiológicos y naturales, están haciendo aumentar las tasas de miopía de manera alarmante

Siguiendo con los motivos ópticos que conducen a la conclusión antes mencionada: “El campo visual del menor está sobreestimulado cuando usa pantallas, por lo que pierde su consciencia visual del espacio”. Esto es uno de los motivos principales que derivan en miopía, la ya conocida como pandemia del S.XXI entre los jóvenes.

Finalmente, la frecuencia de parpadeo frente a la visualización de pantallas se reduce de manera significativa, produciendo falta de hidratación ocular. “Este déficit lagrimal afecta a la calidad visual, además de provocar irritación ocular y molestias”, concluye Bielsa.

Tal y como recuerdan frecuentemente Visión y Vida y Lluís Bielsa, el uso intensivo de pantallas, así como otros factores fisiológicos y naturales, están haciendo aumentar las tasas de miopía de manera alarmante. “Sin tener en cuenta otros factores que están sucediendo, como las disfunciones binoculares, acomodativas y de motilidad ocular de cerca”, añade Bielsa.

Por todo ello, y en plena temporada navideña, cuando los dispositivos electrónicos serán unos de los regalos más frecuentes, Visión y Vida quiere recordar estos consejos, ya que un cuidado preventivo de la visión desde los primeros años de la vida del menor nos conducirá a una mejor visión en la adolescencia y la juventud. Entre estos consejos clave, la asociación destaca: evitar tiempos prolongados de uso de pantallas retroiluminadas, aplicar la regla 20/20/20 (de cada 20 minutos de uso, 20 segundos de descanso mirando a 20 pies de lejos -7 metros-), establecer límites de tiempo por edad, evitar pantallas antes de acostarse, etc.

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