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En la víspera del Día Universal del Niño, la asociación Visión y Vida quiere resaltar la importancia de cuidar la visión de los pequeños y realizar revisiones visuales anualmente, pues su desarrollo se ha visto muy afectado por el contexto de la pandemia del COVID-19.

Los niños son los grandes damnificados de la pandemia, ya que durante cerca de cien días les ha impedido ir al colegio, relacionarse con amigos, o jugar al aire libre, aumentando así el ocio de interior y el tiempo dedicado a las pantallas. “Esta situación ha provocado un impacto directo en su salud visual, que se ha visto perjudicada, pues el desarrollo del ojo del menor necesita de luz natural, de un modo de vida saludable y del uso de la visión lejana al jugar o pasear al aire libre. El contexto social de este año nos obliga a extremar las precauciones”, recalca Salvador Alsina, presidente de la asociación.

La pandemia ha afectado a niños en riesgo de exclusión, aumentando las desigualdades también en el acceso al cuidado de la salud visual

Y es que, según datos del informe “¿Cómo ha afectado el confinamiento a nuestra salud visual?”, elaborado por la Asociación Visión y vida, la mitad de los niños (50,3%) estuvieron entre cuatro y ocho horas al día ante pantallas durante los meses de confinamiento, una cifra muy alejada de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pone un límite de uso en una o dos horas al día, depende de la edad.

Las consecuencias son evidentes, y según datos del citado informe, de entre los niños que se revisaron tras el confinamiento, casi el 10% necesitó gafas o lentes de contacto por primera vez, unos datos poco halagüeños teniendo en cuenta la gran incidencia de la miopía, que ya afecta al 62,5% de los jóvenes en edad universitaria.

“Ante este panorama, necesitamos hacer entender a las familias que la prevención es la mejor arma en el mundo de la salud visual. Los menores no son conscientes de su problema visual porque tienen capacidad de adaptación, y no se quejan ya que no les duele, lo que hace aún más necesario mantener las revisiones visuales periódicas: una revisión al año, antes del inicio de las clases, es imprescindible para evitar que un problema visual no detectado interfiera en el desarrollo académico del menor”, explica Alsina.

Sin embargo, tras el confinamiento de marzo, que obligó a los menores a permanecer cerca de cien días en el domicilio, y tras las vacaciones estivales, con una libertad con restricciones, vemos cómo solo el 25,5% de las familias realizó una revisión visual a sus hijos para comprobar si estaban preparados para la “vuelta al cole” y solo cuatro de cada diez familias con hijos menores a su cargo revisan la visión de los menores anualmente, según refleja el estudio “¿Estamos cuidando la visión en la nueva normalidad?”, de la asociación Visión y Vida.

La pandemia ha afectado a niños en riesgo de exclusión, aumentando las desigualdades también en el acceso al cuidado de la salud visual. Por este motivo, el sector de la óptica y la optometría reclama el acceso igualitario a los sistemas de revisión y a los equipamientos. “Es necesario reforzar la concienciación, pero también trabajar para que ninguna familia se quede atrás y convertir en realidad esta frase: ni un niño sin buena visión por problemas económicos, concluye Alsina.

Así, observando los resultados relativos a la salud visual infantil en esta época de crisis pandémica, Visión y Vida se une a la demanda de la European Coalition for Vision para prolongar el VISION2020 hasta el año 2030 (Igualdad de ojos – Equal-eyes 2030) en el que se logre en Europa prevención real, justicia e igualdad en el acceso a una atención sanitaria y social de calidad, reduciendo la brecha de desigualdad en el tratamiento y las oportunidades vitales para todos los afectados por problemas serios de visión.

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