Pedro Sánchez acudió al Senado para hablar del caso Koldo, pero fueron sus gafas Dior vintage las que terminaron llevándose el foco. Literalmente.
En cuestión de minutos, las redes pasaron del debate político al análisis óptico: modelo, calibre, tono de acetato, incluso el puente. Todo bajo la lupa.
El modelo en cuestión, unas Dior Monsieur de los años 80, adquiridas en la madrileña tienda GafaVintage, ronda los 250 euros. Pero su valor simbólico se disparó cuando, ante millones de espectadores, el presidente se las colocó con la solemnidad de quien va a leer el BOE… o un discurso de Churchill.
En la comunidad óptica, algunos celebran el momento como un inesperado homenaje al diseño clásico: montura sólida, líneas rectas, identidad atemporal. Otros, con más humor, apuntan a un posible fenómeno de marketing espontáneo: si la óptica genera titulares, el sector tiene visibilidad —nunca mejor dicho—.
Mientras tanto, el país se divide entre quienes analizan el discurso y quienes buscan su réplica en Wallapop. Una cosa es segura: pocas veces un accesorio de lectura ha tenido tanta repercusión mediática.
Porque sí, señor presidente: hay miradas que hacen historia… pero hay gafas que la enfocan mejor. La conclusión es que pocas veces nuestro sector ha ocupado tanto protagonismo mediático.
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