Reflexiones de una vida dedicada a la óptica y optometría: de alumno a docente

Cierro los ojos y me veo en aquella aula de la Complutense, en 1990, con los nervios de una alumna que empezaba su camino en la diplomatura en Óptica. Era un momento diferente, una época en la que los estudios eran mucho más teóricos, con una carga práctica limitada a las propias de cada asignatura.

No había clínicas universitarias ni la posibilidad de realizar estancias en ópticas o clínicas externas, si bien unos pocos profesionales de manera totalmente altruista se ofrecían a ello.

Así, conocí a la familia Ordovás, de la cual guardo un grato recuerdo. Las prácticas consistían en manejar instrumental en los talleres que, aunque esenciales, resultaban insuficientes para darnos una visión integral de la profesión. A pesar de estas carencias, recuerdo con cariño aquellos años de aprendizaje y cómo terminar la diplomatura en 1993 marcó el inicio de mi trayecto profesional y académico.

Tras ejercer unos años como óptico, mi camino me llevó a la docencia, la cual siempre había sido mi pasión. Durante más de 25 años, he tenido el privilegio de formar a generaciones de ópticos optometristas. A lo largo de estas décadas, he sido testigo de la evolución de nuestra profesión y de cómo los estudios universitarios en Óptica y Optometría se han transformado para adaptarse a las demandas del sector.

En los años 90, la profesión se consolidaba, pero faltaban recursos y oportunidades para un aprendizaje más vivencial. Los avances llegaron paulatinamente. Con la transición de la diplomatura al grado, se introdujeron enfoques más prácticos y orientados al ejercicio profesional. La creación de clínicas universitarias fue un hito crucial en este proceso. Estas instalaciones han permitido a los estudiantes enfrentar casos reales bajo la supervisión de profesionales expertos, una experiencia que yo misma hubiese deseado tener como alumna.

formación en óptica y optometría

“En los años 90, la profesión se consolidaba, pero faltaban recursos y oportunidades para un aprendizaje más vivencial”

Además, el cambio de diplomatura a grado abrió un abanico de posibilidades que antes no existían, como la continuación de los estudios mediante másteres y programas de doctorado. Esto ha permitido a muchos profesionales profundizar en áreas específicas de la óptica y optometría o incluso dedicarse a la investigación. En mis años como estudiante, estas opciones no estaban disponibles, y poder ver hoy a antiguos alumnos doctorarse y contribuir al avance de nuestra disciplina es una de las mayores satisfacciones de mi carrera.

Otro gran cambio ha sido el estrechamiento de la relación entre la universidad y las ópticas y clínicas. Hoy, las estancias externas forman parte esencial del aprendizaje, brindando a los estudiantes la oportunidad de experimentar la realidad laboral, algo que en mis años de estudiante no era posible. Esta conexión con el mundo profesional no solo enriquece su formación, sino que también asegura que lleguen al mercado laboral con una preparación mucho más sólida.

Un capítulo que marcó a toda la sociedad, y por supuesto a nuestra profesión, fue el periodo de confinamiento durante la pandemia de COVID-19. La docencia, al igual que muchos otros sectores, tuvo que adaptarse de forma abrupta. Fue un desafío enorme trasladar al mundo virtual, al que no estábamos preparados, una formación tan práctica como la nuestra.

Recuerdo las largas horas invertidas en diseñar materiales interactivos, adaptar contenidos teóricos y buscar soluciones creativas para impartir competencias prácticas desde la distancia, esperando que llegara un momento más seguro para hacerlo de manera presencial.

A pesar de las dificultades, también fue un periodo de aprendizaje: descubrimos nuevas herramientas tecnológicas y fortalecimos la colaboración entre profesores y estudiantes, aprendimos sobre la flexibilidad y el uso de la tecnología en la educación. Aunque nada puede sustituir a la docencia y la práctica presencial, estos esfuerzos sentaron las bases para un modelo de enseñanza algo diferente.

Tras la pandemia, la educación universitaria dio un giro hacia una mayor flexibilidad, integrando herramientas tecnológicas que antes tenían un papel secundario. Hoy en día, el uso de videoconferencias, simulaciones y realidad aumentada se ha convertido en parte esencial de la formación en Óptica y Optometría. Estas herramientas permiten complementar la enseñanza presencial y ofrecen nuevas formas de experimentar situaciones clínicas y manejar instrumental de forma interactiva. Este cambio no solo ha enriquecido el aprendizaje, sino que también ha abierto posibilidades para estudiantes que enfrentan barreras geográficas o logísticas, haciendo la educación más inclusiva y accesible.

“La importancia de la salud visual en todas las etapas de la vida ha cobrado un papel crucial”

En la actualidad, me enorgullece ver cómo la formación en Óptica y Optometría está más orientada que nunca a las necesidades reales de la sociedad. La importancia de la salud visual en todas las etapas de la vida ha cobrado un papel crucial, y nuestros estudiantes están preparados para abordar los retos que esto implica.

Ahora que me acerco a la jubilación, miro hacia atrás con gratitud y satisfacción. He tenido la suerte de ser testigo y partícipe de esta evolución, desde aquella alumna que manejaba instrumental en los laboratorios de óptica, hasta la docente que ayudó a construir puentes entre la teoría y la práctica. Mi esperanza es que quienes hoy inician este camino sigan avanzando con pasión y compromiso, sabiendo que la óptica y optometría es una profesión que, además de ciencia, es servicio y cuidado.

A los profesionales de la óptica, quiero agradecerles por el trabajo diario que realizan y por el apoyo que brindan a los futuros ópticos optometristas al abrirles las puertas de sus clínicas y ópticas. Somos parte de un engranaje que garantiza el bienestar visual de la sociedad, y juntos hemos recorrido un largo camino que estoy segura seguirá evolucionando con éxito.


Este artículo se publicó originalmente en la revista Optimoda correspondiente al primer semestre de 2025

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