E L Matrimonio

Uno ya tenía una gran fama y hacienda. Hace ya muchos años que disponía de recursos, equipos, ya había vivido un matrimonio que le había funcionado muy bien, con amor y respeto.

El otro también se habia mostrado al mundo con ambición, agilidad. Con hijos naturales y adoptados.

Pero un día, paseando juntos por la orilla del Lac de Geneve o Lemán (como prefieran) o en un encuentro inesperado en el espectacular vestíbulo del UBS o quizás del Credit Suisse, descubrieron que unidos podrían todavía ser mejores.

Eran fuertes, poderosos, inteligentes, sus haciendas, hijos, familia totalmente compatibles. Podrían alcanzar unas sinergias sorprendentes.

«Je pense que nous sommes nés l’un pour l’autre et si nous nous sommes mariés»?, le dijo uno. «Grande, in questo stavo pensando. Se accetto», le contestó el otro. Y decidieron la unión.

El anuncio despertó expectación. En algunos ambientes, recelo.

En colaboradores algo de temor. ¿Y si a partir de ahora ya sobro?, se preguntan con cierta angustia fieles empleados que han colaborado en el éxito de la pareja en sus años de soltería.

El matrimonio es de portada de Hola, de Lecturas, de Diez Minutos y hasta de Expansión. El bombazo es mayúsculo. Y definitivo. Y está bendecido con fruición por un argentino que pulula por Roma.

¿Hay que tenerle miedo a la pareja recién formada? En absoluto. Es tremendo el favor que le hacen al sector.

En primer lugar esta pareja seguro que tendrá descendencia. Tienen ganas de alboratarse debajo de las sabanas. Quieren guerra. Los hijos, fruto de una potente división de I+D+I darán al sector productos, servicios, prestaciones que elevarán la calidad que los ópticos podrán ofrecer a sus pacientes/clientes.

Si hay alguien que introducirá la robótica, la inteligencia artificial o nuevas formas de comercialización, logística, distribución, en el sector, será seguro, entre otros pocos, esta pareja, que con los años será tan profundo su amor que solo será uno.

La competencia, la concurrencia, tendrá que espabilar, buscar, ofrecer más calidad, mejor servicio y esto siempre ayuda a subir todo el nivel de un colectivo, que a menudo, cuando no es necesario, cuando no les empujan, las empresas, los profesionales que lo forman se amuerman.

Esta pareja viene también con un potente despertador. ¿Ha llegado al sector la hora de igualarse, parecerse a un sector de verdad maduro, con competencia casi inhumana?
Es duro, pero la sacudida de solapas que puede representar la nueva pareja será positiva.
Y… para el usuario final, para el que todos trabajamos, el 1 de octubre (¿de qué me suena esta fecha?) como dice Serrat, ha podido ser un gran día, sin saber exactamente por qué.

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